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Relato erótico

 

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MI AMIGO, SU NOVIA Y YO

Andaba yo con pocas ganas de hacer nada, tumbado en el sofá y con el mando en la mano, cuando ha sonado el teléfono. Era mi infatigable colega proponiéndome una salida de las nuestras con iniciación incluida.

 

Tiene un nuevo ligue y le ha propuesto hacer un trío pero ella no lo ha hecho nunca y estaba un poco asustada, le daba miedo que le hiciera daño y no acababa de convencerla, así que no se lo pensó y contó conmigo. No es la primera vez que lo hacemos y, conociendo mi delicadeza en estas tareas, decidió que yo era la persona perfecta.

 

Yo tampoco me lo pensé mucho y acepté de inmediato. Mientras me dirigía hacia su casa, donde habíamos quedado, iba recordando la primera vez que lo hicimos. Fue un poco desagradable porque no nos poníamos de acuerdo. No es tan fácil como puede parecer en las pelis porno que todos hemos visto alguna vez. Si no lo haces bien la chica sufrirá molestias, por no decir dolor verdadero que es justo lo que nos pasó a nosotros.

 

La verdad es que hace tiempo que no lo practico y solo de pensar en lo que me espera me empiezo a poner cachondo. Esto promete ser una noche memorable y espero que ella se deje llevar. Con las iniciaciones nunca se sabe, lo mismo se raja y no lo conseguimos. Tampoco sería la primera vez que pasa.

 

Llego, y tras las presentaciones, nos tomamos unas copas para que la chica coja un poco de confianza y pierda los restos de temor que le queda. La verdad es que se le ve predispuesta pero con ciertos reparos. Así que en cuanto acabamos la copa, la cojo de la mano para llevarla a la habitación de mi amigo que nos sigue a pocos metros y empiezo con dulces y suaves besos que agradece, mientras él la va desnudando también delicadamente al mismo tiempo que la acaricia.

 

Yo también empiezo a acariciarla, a rozarle los pezones y, bajando hacia sus muslos, enseguida me doy cuenta de lo bien que lubrica. Esto es fantástico, no tendremos que utilizar nada más, su propio líquido me servirá para bañar su otro hueco. Mi amigo ya está apunto, se ha tumbado en la cama y se la ha puesto encima para que le cabalgue un poco. Cuando ha empezado a follársela yo le he puesto mi polla delante de su cara, y ella, más bien sumisa, se ha dejado llevar por la situación y enseguida se la ha metido en la boca y me la empieza a chupar con bastante gracia. Me encanta cómo lo hace, se la mete entera, con ritmo, y se ayuda con la mano hasta que me pone también apunto.

 

La postura la tenemos más que ensayada para que ella no sufra dolor alguno ni se sienta aplastada por ninguno de los dos. Nos costó un poco llegar a sincronizarnos, pero ahora somos como gemelos que lo hacemos todo sin ni siquiera pensarlo o tener que hablarlo.

 

Es el momento, ella está gozando con la penetración de mi amigo y antes de que se corra, la muevo con delicadeza para indicarle que se recline hacia delante. La empujo suavemente para poder sacar la polla de mi colega y recoger todo el líquido que está derramando. Con los dedos mojados le acaricio el ano contemplando cómo se dilata y empiezo a meter mis dedos sin prisa, muy poco a poco, bien lubricados y con mucho cuidado. Primero uno, luego otro, otro más. No para de gemir y la polla del compañero vuelve a inundarla al mismo tiempo que suelta un gritito de placer.

 

Ahora me toca a mí. Coloco un pie sobre la cama y cambio los dedos por la verga empalmadísima que pugna por entrar en su culo. Espero un momento para coger el ritmo. En una embestida de mi amigo me sumo al compás y cuando él sale yo entro y cuando yo salgo entra él. Otro grito se escapa de su boca, esta vez bastante más fuerte, y empieza a gemir. Lo hemos conseguido a la primera, los dos sabemos lo molesto que puede ser que ella sea penetrada al mismo tiempo, la presión es enorme, pero esta vez va de maravilla, está loca de placer y nos lo está haciendo pasar genial. En un momento que nuestras miradas cómplices se cruzan nos sonreímos por lo bien que está yendo todo.

 

Permanecemos así, en perfecta sintonía hasta que ella no puede más y también empieza a moverse apretando su clítoris contra el bajo vientre de mi colega. Habrá que hacer algo para que no se vaya ya, ambos queremos que dure más, pero es tanto el placer, el doble placer que le estamos dando que me temo que le queden pocas fuerzas.

 

Probablemente habrá tenido un par de orgasmos si contamos los gritos que da, pero queremos alargarlo así que paramos casi al mismo instante. Ante su cara de sorpresa, esta vez soy yo el que se levanta cogiéndola al vuelo, y apoyándome en la pared, se la meto por delante mientras mi amigo, sujetándola por el culo, la penetra por detrás. Ahora ella tiene las manos libres y está en volandas atrapada entre los dos, no se lo piensa y aprovecha la situación para acariciarse el clítoris con rabia, apretando su mano contra mi vientre, mientras está siendo follada por delante y por detrás. Su cara frente a la mía denota un gran placer, no puede abrir los ojos y ahora sí se deja arrastrar hasta el más potente de los orgasmos que ha tenido en su vida, mientras nosotros hacemos lo mismo intentando no caernos con el temblor de nuestras piernas cuando la llenamos con nuestro semen por ambos huecos casi al mismo tiempo.


 

Afrodita

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